Tengo un propósito
y es no enloquecer
uno de mis medicamentos
es tocar por placer.
Interpreto torpemente
algo mejor que ayer
y es que hace ya muchos años
que el día a día lo dejé.
Me quejaba de pequeño
donde iba a aprender
no se me daba mal del todo…
¡se me daba muy bien!
Ahora si lo valoro
esos años de trabajo
siempre quedó una llama
que nada logró apagar.
Y es que la música es un flujo
que se debe cultivar
porque sirve de salvavidas
cuando no hay orilla que agarrar.
Ahí se quedan las partituras
que yo me voy a dormir ya
un poco dolorido pero
esas teclas me gustan mucho más.
– N –