Tras ver la cinta de «Sólo ellos» de Scott Hicks que me gustó mucho como trataba el tejido humano me interesó ver su cinta más notoria, Shine.
Esta alegoría de locura y genialidad viene representada por la vida de David Helfgott, la historia real de un niño prodigio del piano que nació en Australia en el seno de una familia pobre judía de origen polaco.
En la historia se nos muestra la mayor parte de su vida, en los primeros ya es donde la genialidad de David despierta la atención de sus profesores. El padre de David es extremadamente estricto y queriendo el bien para su hijo y con la excusa de que no está preparado para ser independiente le prohíbe viajar a EE.UU. a aprender con los mejores. Posteriormente consigue una beca de 3 años para ir a Londres y allí se desarrolla como intérprete y en este periodo de tiempo empieza a desarrollarse a su vez una enfermedad metal que le marcará de por vida.
Esta dicotomía entre genialidad y locura hacen del personaje de David un papel idóneo para brillar con luz propia a Geoffrey Rush (hoy en día el Capitán Barbossa de Piratas del Caribe) premiado con un Óscar más que merecido. Es interesante ver la historia en sí y ver también como evolucionan las aptitudes y los sentimientos del protagonista, junto con un entorno casi nunca a su favor. La película mezcla música, sufrimiento, amor y locura en un crisol que acaba dándonos una historia soberbia.
David Helfgott aún vive hoy en día en Nueva Gales del Sur.
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