Dos tragos, dos
entran en ebullición en mi sangre
embozan mis sentidos
como se emboza una flauta.
Mis pensamientos tornan
difusos, menos turbulentos
la mente parlotea sobre cosas
que se vislumbran en la niebla.
Ni lloro ni río, solo asesino líneas
rectilíneo sangrado en negro tinta
sin cadáver aún, sin marcas
sin monedas en mis ojos.
Reflexiono sin rumbo
como barco a la deriva
en un mar negro profundo
perseguido por sirenas.
Prometo volver a este mundo
mañana como si nada
cuando abra los ojos
ya estarán secas mis entrañas.
– N –
Me ha encantado esta. En especial esta estrofa:
«Ni lloro ni río, solo asesino líneas
rectilíneo sangrado en negro tinta
sin cadáver aún, sin marcas
sin monedas en mis ojos.»
¡Tiene muchísima fuerza!
Es que me pilló en el gimnasio del alma y mira.
Gracias por comentar 🙂