Una vez más me acerqué a la próspera y entrañable Chinchilla de Monte-Aragón para ver una vez más el Mercado Medieval que se celebra en el corazón del pueblo, la Plaza Mayor.
El Mercado Medieval de Chinchilla, del cual tengo conocimiento desde hace unos pocos años, no se si se habrá celebrado desde hace mucho, es un lugar donde uno puede encontrar productos elaborados a mano y fruto de, muchos ya desaparecidos, oficios antiguos. Todo esto es la teoría y quizá el espírituo con el que se iniciara este mercado, al final la pela es la pela y se vende cualquier cosa, manteniéndose algunos productos típicos de la tierra.
¡Pasen y vean menesterosos y viajeros!
Como buen dominguero elegí este sagrado día para ir a hacer la visita de turno del mercadillo, donde recibí el primer impacto en el primer puesto:
¿Figuritas de Warhammer? Así es.
El populacho se establece en los aledaños de la plaza.
Un orfebre platero vestido de la época y vendiendo sus creaciones medievales.
Encurtidos variados, fruto del trabajo de los campesinos.
Excelentísimo Ayuntamiento.
Incensarios con formas de estufa ¿?
La zona de descanso con forma de tetería de esas de notable comodidad.
Pruebe su suerte oiga, papeles mágicos, ¿qué maravillas nos esconde el destino en manos de este mercader moro de ocasión?
¿Qué decir de los kebaps? Ricos y pesados, intemporales y por hoy, medievales, que no falten, y vendiéndose como rosquillas…
A modo de resumen, cada vez que voy de visita a este pseudo-mercadillo-medieval es cada vez más mercadillo y menos medieval, pero el espíritu de una ciudad medieval como es Chinchilla se esconde en cada recodo de sus callejuelas empinadas y ni el más feroz consumismo ni urbanismo circundante podrá matar ese espíritu. Visita recomendada.
P.D.: De las dos torres repetidoras que se ven desde la propia Chinchilla sólo una tenía la luz testigo en el extremo para quedar señalizada al tráfico aéreo, mal mal.