Recuerdo perfectamente, siendo yo muy pequeño (probablemente 8-9 años) que fuimos a la parcela de unos amigos que no estaba lejos, sí a las afueras, al caer la noche alguien nos sacó afuera y nos empezó a indicar la localización de algunos objetos celestes e incluso recuerdo que en esa misma noche avistamos una luz con un movimiento raro que a todos nos llamó la atención, pudo ser cualquier cosa… esa chispa comenzó mi primera afición anterior incluso que la informática. Tal era mi insistencia con esta nueva afición que empecé a invertir mi paga en algunos libros básicos. El primero fue «Estrellas» de Guías de la naturaleza Blume.
Después de pasar horas mirando con un catalejo que me regalaron un montón de estrellas y algún que otro planeta mis padres decidieron comprarme un telescopio lo cual fue una perdición en el buen sentido.
Vivíamos en un primero en el cual había una gran terraza interior donde yo podía campar a mis anchas el telescopio, las noches dejaron de ser solo para dormir, compré un libro nuevo «Guía del firmamento» de José Luis Comellas y ahí comenzó una exploración profunda del cielo y el preocupante alargamiento de las noches donde hubo muchos días que me acostaba a las 4 o las 5 si bien no aprovechaba ya y me quedaba para ver algo al amanecer, ya que estaba… hablamos de mis 11-12 años, recuerdo pasar las horas leyendo «Tribuna de Astronomía» informándome de las noticias y preparando el próximo asalto nocturno con algún nuevo reto que ver. En mi día a día ya había ciertas connotaciones de esta afición poderosa en mis trabajillos escolares.
Recuerdo y conservo un LOG que comencé al estreno del telescopio con los objetos que veía por primera vez, realmente fueron muchísimos, ya no hablo de planetas, la Luna, el Sol… hablo también de estrellas dobles, estrellas de brillo cíclico variable, estrellas de tonalidades de color especiales, nebulosas, galaxias, asteroides, cometas, lluvias de estrellas, supernovas, algún que otro satélite artificial, digamos que mi telescopio ya no daba para más, quedé en 2 años re-observando centenares de objetos a la espera de un eventual asteroide, cometa, supernova… etc.
Necesitaba recuperar estos recuerdos y sobre todo estas pequeñas obras manuscritas para mi así como que 27 años después.
A veces pienso en un escenario actual tan «digital» y global gracias a las nuevas tecnologías, ya no tan nuevas, y qué podría suceder hoy en día cuando mis sobrinos lleguen a unas edades similares si podría haber también algún tipo de estímulo similar que pueda comenzar algo que desarrolle en una afición que puede que les acompañe a lo largo de toda su vida.
En 1988 un solitario y sobresaliente (oficial) estudiante de EGB fue atrapado por una afición que sí había cometido. No tardó en adquirir bibliografía y medios ópticos para evadirse de una realidad que realmente parecía muy aburrida en la que estaba recluido. Todavía astrónomo aficionado sobrevive como técnico de fortuna. Si usted quiere pasar un rato distinto y probablemente con bastante frescor nocturno y me encuentra, quizá podamos llegar a un acuerdo de sacar mi actual telescopio. Él es el Señor N.