Siempre estorbaba, siempre mal mirado
ese era su destino, repudiado
pocos le querían, pero allí vivía.
Apenas perceptible se escuchaba su maullido
casi mudo, un apagado susurro
famélico por favor pedía
un poco de comida… por cortesía!
Yo un poco de calor quiero
pero lo veo lejos desde mi agujero
algo caerá seguro al suelo
el día que no, será mi destierro.
Este es un día cualquiera
corre la niña y grita la abuela
me voy a echar largo rato
al fin y al cabo eso hacen los gatos.
– N –