Para los que dicen que hay que tomarla literalmente como para los que dicen que no hay que tomarla tan literalmente. A colación de una situación en un debate público con preguntas (que cosas más raras hacen por allí en Australia, aquí ni ruedas de prensa, del Primer Ministro australiano a la pregunta de por qué había cambiado de parecer respecto al matrimonio (ahora apoya el matrimonio entre personas del mismo sexo) y el hombre es cristiano declarado, en sus argumentaciones de la pregunta el párroco echó mano de varias citas literales de la Biblia referentes al matrimonio hombre-mujer y el Primer Ministro echo mano de otra cita literal y dejó a este hombre sin palabras. La cita literal a la que respondió el Primer Ministro es que «la esclavitud es una condición natural» del ser humano, que sin el contexto adecuado no tiene la perspectiva que tuvo dentro del espacio televisivo.
Aquí unas citas literales de la Biblia:
Citas extraídas de La Biblia.
«Si una joven se casa sin ser virgen, morirá apedreada» (Deuteronomio 22:20, 21).
«Si un esclavo está contento contigo, tomarás un punzón y le horadarás la oreja y te servirá para siempre. Y lo mismo le harás a tu esclava. (Deuteronomio 15:16-18).
«Si alguien tiene un hijo rebelde que no obedece ni escucha cuando lo corrigen, lo sacarán de la ciudad y todo el pueblo lo apedreará hasta que muera» (Deuteronomio 21:18-21).
«El que tenga los testículos aplastados o el pene mutilado no será admitido en la asamblea de Yavé. Tampoco el mestizo hasta la décima generación» (Deuteronomio 23:1, 2).
«Si un hombre yace con otro, los dos morirán» (Levítico 20:13).
«Si un hombre toma a una mujer y a la madre de la mujer, se les quemará a los tres» (Levítico 20:14).
«El que toque un cadáver y no se purifique debe ser eliminado de Israel» (Números 19:11-13).
«Saca al blasfemo del campamento y que muera apedreado» (Levítico 24:13-16).
«Los que adoren a otros dioses o al sol, la luna o todo el ejército del cielo, morirán lapidados» (Deuteronomio 17:2-5).
«Todo hombre o mujer que llame a los espíritus o practique la adivinación morirá apedreado» (Levítico 20:27).
«A los hechiceros no los dejaréis con vida» (Éxodo 22:17).
«Si un profeta pretende hablar en mi nombre sin que yo se lo haya mandado, o si habla en nombre de otros dioses, morirá» (Deuteronomio 18:20).
«Al que ofrezca sacrificios a otros dioses fuera de Yavé lo mataréis» (Éxodo 22:19).
«Si un hombre yace con su hermana hija de su padre o de su madre y ve su desnudez y ella la de él, serán exterminados en presencia de todo el pueblo» (Levítico 20:17).
«Si un hombre yace con una mujer durante su menstruación y descubre su desnudez, ambos serán borrados de en medio de su pueblo» (Levítico 20:18).
«Si alguno comete adulterio con la mujer de su prójimo, morirán los dos, el adúltero y la adúltera» (Levítico 20:10).
«Si se sorprende a un hombre acostado con una mujer casada, ambos morirán» (Deuteronomio 22:22).
«Si alguno yace con la mujer de su padre, morirán los dos» (Levítico 20:11).
«Si un hombre yace con su nuera, los dos morirán» (Levítico 20:12).
«Si la hija de un sacerdote se prostituye, será quemada viva» (Levítico 21:9).
«El que le pegue a su padre o a su madre morirá» (Éxodo 21:15).
«El que maldiga a su padre o a su madre morirá» (Éxodo 21:17 y Levítico 20, 9).
«El que no obedezca al sacerdote ni al juez morirá» (Deuteronomio 17:12).
«Ningún varón que tenga un defecto presentará las ofrendas, ya sea ciego o cojo, desfigurado o desproporcionado, enano o bisojo, sarnoso o tiñoso, o jorobado, o con un pie o una mano quebrados o con los testículos aplastados» (Levítico 21:18).
«Si compras un esclavo hebreo, te servirá seis años» (Éxodo 21:2). «Si un hombre vende a su hija como esclava, ésta no recuperará su libertad como cualquier esclavo» (Éxodo 21:7).
«Si un hombre hiere a su esclavo o a su esclava con un palo y los mata, será reo de crimen. Pero si sobreviven uno o dos días no se le culpará porque le pertenecían» (Éxodo 21: 20).
«Si un hombre hiere a su esclavo en un ojo dejándolo tuerto, le dará la libertad a cambio del ojo que le sacó» (Éxodo 21:26).
«No le devolverás a su amo el esclavo que haya huido y se haya acogido a ti. Se quedará contigo en tu casa» (Deuteronomio 23:15,16).
«Si una muchacha virgen está prometida a un hombre y otro se la encuentra en la ciudad y se acuesta con ella, entonces los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad y los apedrearéis hasta que mueran: la joven porque no pidió ayuda, y el hombre porque deshonró a la mujer de su prójimo» (Deuteronomio 22:23, 24)